Chicas... ¿jugamos?

Pricesa un trozo más por favor Chicas... ¿jugamos? - Página 31 198644

Ni idea yo tampoco, creo que no lo he leido Chicas... ¿jugamos? - Página 31 198644

Lágrimas de humillación se escaparon por debajo de sus párpados cerrados herméticamente. En ese instante, ella odiaba a XY como nunca había odiado a nadie. Por hacerla sentir. Incapaz de soportarlo un solo segundo más, se alejó de él y se levantó de la cama, fue hasta la mesa, cogió el dinero y se lo lanzó.
- ¡Sal! -lloró-. Otros hombres pueden comprarme. ¡Tú no puedes! ¡No deseo volver a verte! ¿Nunca, me oyes?
Las monedas golpearon el suelo de madera y rodaron en todas las direcciones. Con una mirada ardiente e implacable, XY se levantó lentamente de la cama.
-¡Quédate el dinero, XX! Obviamente lo necesitas mucho más que yo.
Se rió de nuevo, pero esta vez el sonido era áspero y la atravesó.
-Algunas personas nunca aprenden. Y supongo que soy uno de ellos. La conclusión es que no deseas ser ayudada. Te gusta tu vida como es.
Ella había colocado una mano temblorosa sobre sus ojos, consciente de él con cada poro de su piel, cuando pasó a su lado hacia la puerta. Otro sollozo la sacudió desgarrando su pecho. Se odiaba a sí misma por eso. Pero le odiaba a él aún más. En la puerta, le oyó detenerse. Un largo silencio se extendió entre ellos. Como si se tratara de una fuerza tangible, podía sentir su mirada descansando sobre ella.
- Ninguna mujer tiene que vender su cuerpo - le dijo suavemente. Siempre hay otras opciones. Siempre. Estoy dispuesto a ayudarte.
Dudó por un momento, entonces siguió atropelladamente.
- Si no deseas nada de mí, lo que resulta obvio, entonces te daré el dinero. Sin cadenas. No tienes que pagar nada. Sólo cogerlo y salir de esta vida. Ir a otra ciudad, encontrar a algún otro tipo de trabajo y nunca mirar hacia atrás.
Otro silencio cayó. Sabía que estaba esperando su respuesta, esperando que estudiara su oferta, tal vez que la aceptara. Sólo que ella no podía y puesto que no podía, no había nada más que decir. XX sabía lo que debía estar pensando. Que no quería su ayuda ni la de nadie. Que le gustaba ser una puta. Nada podría estar más lejos de la verdad.
- Bien - dijo finalmente - supongo que ya está todo.
Ella le oyó suspirar.
- Dejaré el cartel de ocupado, para que puedas prepararte para tu trabajo - recalcó la última palabra con sarcasmo.-¡Disfruta de la noche!
Un momento después, escuchó el clic suave de la puerta que se abría y cerraba después detrás de él. A diferencia de los otros hombres que visitaban su habitación, XY se movía tan silenciosamente que sus pasos no podían escucharse en las escaleras. Tapándose la boca para controlar los gemidos, esperó hasta estar segura de que se había alejado, entonces se dejó caer de rodillas, se abrazó la cintura con los brazos, inclinó los hombros, gimió y comenzó a llorar.
Fuera, XY presionó su frente contra la puerta de XX. El sonido de sus gemidos sofocados, le atravesaban como cuchillos.

Ni idea... pero me esá entrando una curiosidad Morderse uñas

Magia Comanche de Catherine Anderson

corandra escribió:: Magia Comanche de Catherine Anderson

Este mismo Corandra. :perfecto:

Un libro lleno de magia. Emocionado

Te toca.

No me lo esperaba y lo tengo, mañana lo empiezo!!

pricesa escribió:

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Este mismo Corandra. :perfecto:

Un libro lleno de magia. Emocionado

Te toca.

Tengo en mi lista Luna comanche pero no he encontrado este especialmente bonito Juntar dedos

Safira escribió:

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Este mismo Corandra. :perfecto:

Un libro lleno de magia. Emocionado

Te toca.

Tengo en mi lista Luna comanche pero no he encontrado este especialmente bonito Juntar dedos

Te refieres a este o a Luna Comanche Question

XX se quedó mirando las cicatrices que
cubrían su musculoso pecho y abdomen. Unas heridas grandes, que no hacía
mucho que habían sanado y que debían de haberle provocado un dolor de mil
demonios. No podía imaginar que nadie soportara algo así, de manera voluntaria,
por ningún motivo. Y menos por salvarla a ella. Recorrió el contorno de la
mayor de todas, que surcaba las colinas y valles de los desarrollados músculos
que cubrían su abdomen hasta desaparecer bajo la cinturilla de los vaqueros.
Nunca ni una sola vez, se le había pasado por la cabeza que podía haber
resultado herido al rescatarla por la sencilla razón de que no concebía que un
hombre pudiera actuar con tanta generosidad. Al poner la palma de la mano sobre
la cicatriz, notó la suavidad de la piel nueva y el contorno irregular, así
como el calor y la fuerza del hombre que estaba a su lado.

XY había pasado por un infierno por ella
y nunca había dicho ni media palabra, ni pedido nada a cambio, a excepción de
la noche pasada, cuando le pidió que confiara en él. Se inclinó y besó la pequeña quemadura redonda situada a
la izquierda del esternón. XY podía pedirle cualquier cosa y ella se lo
daría. Absolutamente todo.

Ella se sintió como si hubiera recibido un
puñetazo al escuchar sus palabras, hasta que le miró a la cara. La pétrea
expresión de su rostro no mostraba ninguna emoción. XX sabía, por
experiencia, que un hombre sólo escondía sus emociones cuando se sentía
vulnerable. Por supuesto, su experiencia era limitada, y, si se equivocaba, lo
iba a pagar el resto de su vida. No obstante, no creía estarlo, así que le
acarició el pecho.

Él no le soltó los brazos, pero la miró con el ceño fruncido.

—Quiero ser tu esposa.

—En todo el sentido de la palabra.

Su tono burlón fue como una bofetada para XX.

No pretendía compensar nada. Se echó hacia atrás, pero no la dejó escapar, al contrario, la sujetó con una facilidad que
le provocó un estremecimiento de pánico. Él quería ajustar las cuentas. Era
comprensible.

—¿Cualquier cosa?

—Sí

Seguro que no le había oído bien.

—Que quiero tu confianza.

No, eso no era verdad. La noche anterior le había rechazado.

—No quiero tu obediencia, XX.

—No comprendo.

Él le pasó el pulgar por el labio inferior, en una caricia posesiva y, aun así, tranquilizador.

—Quiero que confíes en que cuidaré de ti. —Le arrancó la colcha que la cubría—. Empezando desde ahora.

pricesa escribió:

Safira escribió:

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corandra escribió:: Magia Comanche de Catherine Anderson

Este mismo Corandra. :perfecto:

Un libro lleno de magia. Emocionado

Te toca.

Tengo en mi lista Luna comanche pero no he encontrado este especialmente bonito Juntar dedos

Te refieres a este o a Luna Comanche Question

A este, a este

El nuevo no sé si me suena de algo pero me gusta mucho

Safira escribió:

pricesa escribió:

Safira escribió:

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corandra escribió:: Magia Comanche de Catherine Anderson

Este mismo Corandra. :perfecto:

Un libro lleno de magia. Emocionado

Te toca.

Tengo en mi lista Luna comanche pero no he encontrado este especialmente bonito Juntar dedos

Te refieres a este o a Luna Comanche Question

A este, a este

El nuevo no sé si me suena de algo pero me gusta mucho

Bueno, supongo que es cuestión de gustos. Wink

En cuanto al nuevo, me suena, pero no recuerdo el titulo. Cabezazo

Es que lo que en que sufren y yo no quiero que sufran Juntar dedos

Me suena un montón, pero no les pongo nombreeee

Otro trocito más Chicas... ¿jugamos? - Página 31 421189

El duque rebelde - Long Julie Ann ?

No Safira, no es El Duque rebelde

Pongo un trozo más Chicas... ¿jugamos? - Página 31 253913

XX levantó a la niña de su hombro con mucho
cuidado pero, como de costumbre, por muy cuidadosa que fuera, la niña no se lo
tomó bien. XY era su preferido, con mucho, y nunca se separaba de él sin
protestar. XY besó a XX en los labios mientras BEBITA berreaba junto a su
oreja.—El chico no me lo va a agradecer,
precisamente.

—Pero yo sí —contestó XX, cuando encontró la voz.

—Cuento con ello —asintió él. Se puso el chaquetón y cogió el de CHICO del perchero antes de salir.

No había ido demasiado lejos. Estaba sentado en el extremo más alejado del porche.
Gracias a la luz que salía por la ventana, XY vio que se estaba frotando los brazos. Pisó con fuerza para
avisarle de su presencia; CHICO irguió la espalda de inmediato y dejo caer las manos.

—Tu madre está preocupada por ti —dijo mientras le entregaba el chaquetón.

—No es mi madre —masculló el chico poniéndoselo.

—Hazme un favor, hijo: nunca le digas eso a ella. Aunque lo pienses. —XY se sacó las cosas de fumar del bolsillo.

—¿Y sino qué? ¿Me pegarás?

—Peor aún, hijo; la harás llorar. —Puso unas hebras de tabaco en el papel de liar.

—Las mujeres siempre lloran.

—La mía no. —Tenía que concederle al niño su mérito porque había convertido el sarcasmo en arte.
En cualquier caso iba a tener que dejarle claro ese asunto. Humedeció el borde del papel y retorció los
extremos para sellar el cigarrillo—. Me gusta ver a mi mujer feliz y contenta.

—Los hombres no se dejan impresionar por las lágrimas de las mujeres.

—Tampoco deben provocarlas. —XY encendió una cerilla.

El chico tuvo el detalle de girarse y mirar hacia el interior de la casa. XY siguió la dirección de su mirada,
la cual aterrizó en XX, que se encontraba sentada ante la mesa, jugueteando con un plato,
con expresión preocupada. Mientras la observaba, se mordió el labio inferior y una lágrima
resbaló por su mejilla. Dio una calada, con el estómago hecho un nudo al verla llorar.
¡Maldita fuera, prefería verla reír!

—Quiero darte las gracias por haberle entregado a BEBITA.

—Sabía que ella no iba a abandonarla.

—No, es verdad, no lo haría. —XY dio otra calada y expulsó el humo con
calma—. También quería agradecerte que no armaras un escándalo cuando te reclamó como hijo.

—No lo creí necesario.

XY lo miró con atención, desde su extremada delgadez hasta sus ojos,
demasiado viejos para su edad, y pensó que si alguien necesitaba el calor de XX era ese niño endurecido.

—Ya lo sé. Y sé también que te molesta que esté siempre a tu alrededor,
pero te considera su hijo y te trata como haría con uno propio.

—Cuando me cocina algo no es tan malo —dijo CHICO, al tiempo que se metía las manos en los bolsillos.

—Sí, en la cocina sabe lo que se hace —coincidió XY con una risita.

—No le pedí que hablara contigo. —CHICO le miró de reojo.

¡Vaya, por fin avanzaban algo!