Portada y Extracto de The Chosen de J. R. Ward

Él nació en una noche de invierno, durante el vendaval de una tormenta de nieve histórica. En lo profundo de una cueva húmeda y sucia, ya que las ráfagas heladas amenazaban la matriz de la tierra, la mujer que lo habia traido al mundo había gritado y sangrado para dar a luz al hijo del Hermano de la Daga Negra Hharm.

Xcor había sido fruto de la violación. El primero de muchos de sus errores y tal vez el único que no había sido su culpa. Y él se había querido... hasta que había surgido su rostro.

Sus defectos físicos eclipsaban incluso el triunfo de su género y de ahí que su sire hubiera nivelado el cuidado de su naciente a sí mismo como una maldición sobre su mahmen, un castigo por su fracaso para gestar una descendencia apropiada.

Y ese fue el comienzo de su historia ... que lo había traido hasta aquí.

En otra cueva. En vísperas de otro mes de diciembre y al igual que con el nacimiento real, el viento aullaba para recibirlo, aunque esta vez estaba volviendo a conciencia,  a diferencia de un regreso a la vida independiente que lo despertó.

Al igual que las crías recién nacidas, tenía poco control sobre su cuerpo. Estaba incapacitado y habría sido así incluso sin las cadenas y barras de acero que estaban oprimiendo el pecho, las caderas y los muslos. Habia máquinas que desentonaban con los alrededores rústicos, que sonaban detrás de su cabeza, seguiendo su respiración, su ritmo cardíaco y la presión arterial.

La Hermandad de la Daga Negra lo mantenía con vida ... para que lo mataran.

Y a medida que su cerebro comenzaba a funcionar adecuadamente dentro de su cráneo,los pensamientos finalmente se unieron y formaron secuencias racionales, haciendole recordar la serie de acontecimientos que habían desembarcado que el líder de la Banda de Bastardos acabara bajo la custodia de lo que habían sido sus enemigos. Un ataque contra él por detrás,con una conmoción, un derrame cerebral o alguna otra cosa que le había probocado estar con respiración asistida a merced de los Hermanos.

XCOR había despertado una o dos veces durante su cautiverio, pero la conectividad en su ámbito cerebral había sido insostenible para en ese periodo de tiempo.

Esto era diferente. Podía sentir el cambio dentro de su carne. Todo lo que le habían herido por fin se había curado. Estaba de nuevo en el paisaje brumoso entre la vida y la muerte.

Incluso con los ojos cerrados, no podía fingir la inconsciencia para siempre.

"... Realmente de quien tienes que preocuparte es de Tohr."

La parte final de la frase pronunciada por un hombre entró en su oido como una serie de vibraciones, el significado tardo en entenderlo. Pero el nombre...

"No, él está atado." Hubo un sonido de rascado suave y entonces todo olia a rico tabaco. "Y si él se el se levanta yo voy a estar allí."

La voz profunda que había estado escuchando primero sono seca. "Al encadenarlo de nuevo... o a ayudarle a asesinar a este pedazo de carne.

El Hermano Vishous - sí, sabia quien era - rió como un asesino en serie. " que visión tan jodidamente tenue tienes de mí."

Fue un milagro que no le ataran más, pensó Xcor.

Por otra parte, la Hermandad y los bastardos habían estado en diferentes lados de la realeza de Warth. De hecho, la bala que Xcor había puesto en la garganta del líder legítimo de la raza de los vampiros habían sido un acontecimiendo que aclaraba las lineas de afiliacion.

Desde entonces, sin embargo, se había producido una fuerza compensatoria que había intercedido a su destino.

La imagen que le vino a la mente fue la de una mujer alta, delgada con la tunica blanca de una de las Elegidas de la Virgen Escriba. Su cabello rubio se movia hacia abajo entre los hombros y se apagaba en una brisa suave. Sus ojos eran del color del jade y su sonrisa era una bendición que no había hecho nada para merecer.

La Elegida Layla había cambiado todo para él, desde la idea de refundir a la Hermandad a tenerlos de enemigos en co-existencia del mundo.

Había tenido mas efecto sobre su alma negra que nadie que hubiera llegado antes, lo que evolucionaba a una mayor distancia en un tiempo menor que él jamas habría creído posible.

"Casi quiero que Tohr entre aquí y lo parta en dos jodidas partes. Se ha ganado el derecho ".

El Hermano Vishous maldijo. "Todos lo tenemos. Puto traidor. Lo más difícil de esto va a ser asegurarse de que queda algo cuando Tohr termine ".

Y este dato era el problema, pensó Xcor detrás de sus párpados cerrados. Su evolución era desconocida para sus ex-enemigo y la única forma de salir de este escenario de muerte era revelar el amor que había encontrado con una mujer que no era de él, con l que nunca había estado y nunca iba a estar.

Pero él no sacrificaría a La Elegida Layla por ninguna persona.

Ni siquiera para salvar a sí mismo...




Fuente: lover at last