Era una lucha entre la fidelidad y el amor. La hermosa Erienne tenía el corazón dividido entre dos hombres. Su marido, un hombre misterioso, al que ni siquiera ha visto la cara, y un apuesto caballero, no menos enigmático, que parecía tener el intuitivo don de aparecer siempre que Erienne se encontraba en peligro y que ya había salvado la vida a la muchacha en varias ocasiones.

Erienne se había casado, por imposición paterna, con el más rico de sus pretendientes. Se había convertido en Lady Saxton, señora de una ruinosa mansión, impresionante incluso en su decadencia. Era una dama respetada. Pero no se sentía feliz. Su terrible dilema se lo impedía. Un dilema que la mantenía dudando entre la lealtad al esposo y la atracción que sobre ella ejercía “el otro”.

No dejaba de reconocer que, aunque en muchos momentos la presencia de su marido la asustaba, el hombre siempre había sido bueno con ella. Nada podía reprocharle. Los reproches, en todo caso, se los tenia que aplicar a si misma, cuando el fantasma del adulterio empezaba a cobrar vida en su imaginación y Erienne se preguntaba hasta que punto debía ser fiel a un hombre que adquirió en una subasta el derecho a hacerla suya y que llevaba el rostro cubierto con una mascara que ocultaba las cicatrices de las heridas producidas por las llamas de un incendio en el que estuvo a punto de perecer. Un incendio provocado por manos asesinas…

El protagonista es Hugh Dryden, conde de
Alldale, un caballero valiente y honesto que, prisionero de Phillip, ha
conocido la prisión y la tortura. Como consecuencia de su
encarcelamiento y los horrores que ha sufrido, le han quedado muchas
secuelas. No es un protagonista guapísimo como otros, sino un hombre con
cicatrices que, además ha perdido un dedo y un ojo.


Convencido por un amigo, viaja al castillo de de Clairmont, en Inglaterra, para pedir la mano de Margarita, una viuda.

Para todos, es una boda importante con
miras políticas. En la época en que se centra la novela eran normales
este tipo de matrimonios sin amor y por conveniencia.

Hugh es un protagonista atormentado por
ese pasado desgraciado, no quiere casarse, piensa que sus defectos van a
causar desagrado a cualquier mujer. Pero se encuentra con algo que no
espera, con el fruto de un rebelde que se opuso a los sajones y fue
derrotado.

Sian, por su parte, señalada por todos
como hija de un revolucionario, no tiene ningún deseo de meterse a
monja, que es lo que han previsto para ella. Mucho menos cuando conoce a
Dryden, porque se despierta en ella una fascinación hacia él que no
puede remediar.

Como es de esperar, Hugh también se
siente atraído por Sian, aunque se resiste a caer en el enamoramiento, y
además debe ganarse a Margarita, pero que ella no le encuentre
repulsivo es un acicate para que esa mujer venza a su corazón.

Un héroe fuerte, aguerrido, torturado
por el pasado, nada convencido de su atractivo como hombre, temeroso de
enfrentarse al amor, con muchas dudas. El protagonista perfecto para una
novela de corte romántico.

Una heroína genial, con fuerza y
decisión, de las que se enfrentan a lo que haga falta y a la que unas
pocas cicatrices no le arrugan en su deseo de conseguir al hombre del
que se enamora. Una protagonista nada convencional, que pasa incluso de
las chanzas del resto y de su desprecio. Pero no creáis que es un muro,
ni mucho menos, porque a veces se siente tan herida que se hunde en la
pena, lo que le da un tinte humano y cercano que me ha gustado bastante.

Como tiene aventura y romance a partes
iguales, intrigas en la realeza, luchas contra los escoceses, un
malísimo y despreciable conde de Wexford, ladrones y mucha acción, la
Novia de Dryden es una novela bonita que yo creo puede gustar a las
amantes del género medieval.