La primera vez que Spencer Kimball vio a Natasha Stanislaski, quedó impactado por su exótica belleza. La ex bailarina era la dueña de la tienda de juguetes en la pequeña ciudad a la que Spencer se había mudado con su hija tras la muerte de su esposa, pero también descubrió que poseía un temperamento demasiado fiero.

Entonces, Spencer decidió que no tendría problema alguno en domar el carácter de aquella joven... y tampoco en mostrarle cómo era el amor.

Natasha era feliz con su vida sencilla y no tenía la menor intención de volver a enamorarse. Por eso, no quería tener ninguna relación con el profesor de música Spencer Kimball… o eso era lo que se decía a sí misma…


Primer libro de la saga Stanislaski. Un buen inicio hacia otra saga de Nora, un inicio que te deja con ganas de saber más de esta familia tan unida.

Natasha es la dueña de la juguetería de la nueva ciudad de Spencer, que huye de una vida que poco a poco le había ido destruyendo. El primer encuentro entre los protagonistas nos desvela ya el carácter de ambos. Él con miedos hacia su hija, por los recuerdos que esta tenga de su madre, y el de ella la repulsión hacia los hombres.

Natasha siempre soñó con ser bailarina profesional, pero por decisiones que tomó en su pasado no pudo llevar a cabo ese sueño y estas decisiones además de alejarla de la danza la alejaron de lo que siempre anheló una familia propia.

Spencer fue un joven prodigio de la música, que pensaba que lo perfecto siempre era lo mejor, hasta que descubrió que tenía una hija y que ni él ni su esposa la veían. Cuando intento cambiar se dio cuenta que se había alejado de su hija, no lo conocía y la música le había abandonado. Pero un cambio de ciudad y de vida le harían descubrir que las segundas oportunidades existen.

Spencer queda prendado de la dueña de la juguetería nada más verla, provocando con esto el desprecio de Natasha. Spencer luchará por ella poco a poco, con gestos tan monos como ir enviándole una rosa cada vez que la veía, que Natasha intentaba ignorar con todas sus fuerzas, tanto a las rosas como a los gestos románticos como al portador de los dos anteriores.

Pero el destino les une cada vez más. Spencer es el profesor del curso al que Natasha se ha apuntado en la universidad y además es el padre de Freddie una niña que se ha ganado el corazón de Natasha. Todas estas situaciones rompen las barreras de Natasha dando una oportunidad a lo que su cuerpo pide, y que para ella estaba muerto.

Todo estaba perfecto, Natasha había vuelto a sonreír y disfrutar de la vida, Spencer había conocido a la mujer de su vida, aunque ella se negase a serlo, de momento y Freddie había encontrado a una madre que la quería. Pero Natasha huye porque teme que la situación vivida hacía 10 años volviese a ocurrirle otra vez, y esta vez no podría sobrevivir a ello. Amaba demasiado a Spencer, quería a Freddie y la idea de formar una familia era demasiado bonita, una familia que ya había empezado a crecer en su interior...

Como la gran mayoría de las veces Nora escribe de una manera alegre aunque tengamos pequeños dramas personales, lo que te hace empezar a leer y querer saber el por qué sus personajes actúan de esa manera. Mi nota para este libro es un 8, soy una Noradicta empedernida, pero existen libros de esta autora mejores, así todo es un libro muy recomendable y que te deja con ganas de saber más sobre la familia Stanislaski.

¡Gracias por la crítica! Te la acabo de enlazar en el listado.

Por ahora me estoy dedicando a leer los independientes de la Roberts que son
muchos y bastante entretenidos. Me dedicaré a los Stanislaski para más adelante.
Gracias por la crítica mi niña tiene buena pinta.

No conocia este, cosa nada extraña si contamos la gran cantidad de publicaciones de Nora. Lo apunto