Chicas... ¿jugamos?

Exacto, sombra Cool

Ha sido muy rápido, Vashon es enamorado

Te toca

Es que ese libro me encanta Jiji

y él también, ayy aquellos tiempos en los que estábamos juntitos en mi harén Emocionado

Pongo

—Una expresión encantadora, señorita XX—dijo XY, sacándola de sus ensoñaciones—. ¿Pensabas en mí por casualidad?

XX abrió los ojos de golpe.

—Imaginándoos con la cabeza clavada en una estaca, queréis decir —replicó ella con frialdad. Estaba vestido, al menos en parte, con calzones de color plata, camisa blanca por fuera y un chaleco largo de color negro ribeteado de color plata. Se había recogido el pelo en una coleta y la miraba con diversión en sus duros ojos azules.

—No voy a molestarme en preguntar a qué debo el honor de tu visita —dijo él, entrando en la habitación—. Has venido a reprenderme por evitar que tu hermana se muera de frío y hambre, ¿verdad?

XX se quedó helada.

—¡No os acerquéis a mi hermana! —exclamó con voz que denotaba su pánico.

Él puso los ojos en blanco.

—¿Qué demonios te hace pensar que deseo a esa preciosa criatura? Hay montones de chicas bonitas en esta ciudad, puede que cientos, y confío en que podría tenerlas a todas si tuviera algún interés.

—A todas no —replicó ella con fiereza, levantándose de un salto.

—Mi querida señorita XX —dijo él, devolviéndola a su asiento con suavidad—. Te aseguro que a tu hermana también podría tenerla. Pero creo que eso molestaría a PROMETIDOHERMANAXX, y yo jamás haría algo así a mi querido amigo. Aunque tampoco es mujer para él. Él debe casarse con una rica heredera, y a pesar de mi mala influencia, es demasiado noble como para jugar con una buena chica.

Los interrumpió una suave llamada a la puerta.

—Entrez —dijo XY, y entró un criado, no aquel odioso NADIE, cargado con una pesada bandeja. El aroma a pan con canela la asaltó.

—Pensé que sería más aceptable tentarte con té y unas tostadas que con vino y uvas —dijo, levantando una de las tapas—. Ah, y huevos. Está bien, CRIADO. Puedes irte.

—No tengo hambre —afirmó XX.

—No seas ridícula. Claro que tienes hambre. Si casi te pones a llorar cuando he dicho que había huevos. Permite que te sirva.

—No voy a probar vuestra comida.

—¿Por qué? ¿Temes que te dé seis semillas de granada y quedes atrapada aquí todo el invierno?

Ella lo fulminó con la mirada.

—Puede que disfrutéis siendo el rey del inframundo, milord, pero no sois más que un aristócrata mimado acostumbrado a salirse siempre con la suya.

—No te lo voy a discutir, criatura —contestó él, colocándole un plato en el regazo—. Me ves tal como soy, con defectos y todo. No soy más que un ser frívolo, decadente e inútil. En cuyo caso ¿qué es lo que tanto te molesta de mi pequeño acto de caridad? No te enfades otra vez. Cómete los huevos antes de que se enfríen. Sé que quieres decirme que no necesitas mi caridad, pero eres demasiado virtuosa para mentir. Tú no tienes dinero y yo tengo tanto que no sé qué hacer con él. Además sé que no te ha dado tiempo a hablar con tu primo, el nuevo barón, para pedirle ayuda. No tienes a quien recurrir. Piensa en ello de esta forma: si yo hubiera tenido más control de lo que ocurre en mi casa, tu madre jamás habría logrado entrar para jugarse lo último que le quedaba a vuestra patética familia. Considéralo el pago de una deuda.

Si fuera la mujer de principios que deseó ser, jamás habría tocado los huevos. Pero olían tan bien que no pudo soportarlo. Hacía semanas que no probaba los huevos. Además, sus principios habían quedado hechos añicos hacía años. Podía vender su alma por un plato de huevos pasados por agua, pero a su hermana no.

Tuvo que mirar para otro lado después de dar el primer bocado para que no viera el brillo de las lágrimas en sus ojos. Era absurdo llorar por unos huevos. En otros tiempos de buena gana habría entregado su irónicamente llamada virtud a cambio de un trozo de carne asada. Era una pena pensar que su valor hubiera caído tanto.

Parpadeó varias veces para alejar la humedad y a continuación clavó en XY su mirada más severa. Él estaba mordisqueando una de las tostadas, las tostadas de ella, aparentemente tan tranquilo.

—Entonces, querida señorita XX, ¿por qué no me explicas con ese tono distante y sereno tuyo por qué te parece tan mal que comparta lo mucho que tengo con tu familia?

—¿Quién os ha disparado?

XY pareció molestarse.

—No veo qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando. PROMETIDOHERMANAXX me asegura que cualquier persona que me haya conocido tendría motivos para dispararme, así que he de admitir con toda franqueza que no tengo la menor idea. ¿Fuiste tú?

—Si hubiera sido yo, no habría fallado —contestó ella.

Me gusta, quiero saber más Excitación

Elegida de la Escribana Mensajes : 553 Edad : 34 Inscripción : 17/06/2016

me suena pero no lo termino de ubicar

Venga chicas, si a la noche no hay más intentos, os pongo otro trocito Yupy!!

uff ni idea

Os pongo otro trocito más revelador a ver Juntar dedos

La encontró sentada en el diván con una vela a un lado y un libro en el regazo. Y aquella preciosa pistolita apuntándole directamente al negro corazón.

—¿Cómo demonios has recuperado esa insignificante arma? —murmuró, entrando en la habitación.

—UNO se la devolvió a COCHERO. Pensó que podríamos necesitar protección, viviendo aquí. ¿Dónde está COCHERO?

—¿Y quién, si puedo preguntarlo, es COCHERO? —se paseó por la habitación. La pistola seguía apuntándolo.

—Nuestro cochero.

—No teníais coche.

—No seáis pedante —le espetó ella con brusquedad—. Hubo un tiempo en que tuvimos varios. Vino con nosotras a Francia y se quedó para protegernos.

—Ah, el cochero ladrón. ¿Me permites señalar que su capacidad de protección dista mucho de ser satisfactoria?

—Lo hacía lo mejor que podía. ¿Dónde está?

—Yo diría que acompañando los cuerpos de vuestra madre y niñera a Inglaterra para darles sepultura.

La pistola estuvo a punto de caérsele, lo que habría sido bastante desafortunado en caso de que se hubiera disparado.

—¿Qué?

—Creí que las dos preferirían que las enterraran en suelo inglés. Lo arreglé para que las llevaran a una de las propiedades de tu padre y recibieran sepultura allí.

—¿Y no se os ocurrió preguntarme?

—Era obvio que teníamos cierto apremio, aunque el invierno haga tal encargo más llevadero. ¿No crees que es lo que habrían querido?

—NANA sí, seguro. Siempre echó de menos Inglaterra. Mi madre se revolvería en la tumba de verse enterrada al lado de mi padre.

—Otra ventaja, desde luego —dijo él con absoluta seriedad—. ¿Crees que tu madre merecía descanso eterno?

—Creo que mi madre vivió un infierno —contestó ella.

—Cierto. Sin embargo, fue lo bastante generosa como para compartirlo con sus hijas, sobre todo con la mayor. Yo no creo en el Cielo ni en el Infierno, así que no alcanzo a imaginar qué importancia podría tener el lugar en el que la entierren, pero tendrás que permitirme el quijotesco gesto.

—Tampoco es que tuviera otra opción —replicó ella ásperamente.

—También es verdad. ¿Puedo sentarme?

—No.

—Pues me pones en un dilema. Si no te hago caso y me siento, simplemente estaré siendo grosero, ¿o vas a dispararme? Ya me has estropeado bastantes prendas de ropa hasta el momento y este traje me gusta especialmente. No me gustaría llenarlo de agujeros de bala.

—¿Por qué no os sentáis a ver qué pasa? —a XY le pareció deliciosa la amenazadora nota en su voz. Casi merecería la pena hacerlo sólo por ver hasta dónde era capaz de llegar.

—Gracias, lo haré —contestó él, extendiendo los voluminosos faldones de la casaca hacia fuera antes de sentarse en el extremo del diván.

Ella dobló hacia sí las rodillas para alejarlas de él y aferró con fuerza la pistola.

—Os gusta tentar al destino, ¿verdad?

—¿Eres tú mi destino, palomita? He tenido esa inquietante sensación desde el día que te vi, encogida bajo aquellos harapos en mi castillo. La mayoría de los hombres echarían a correr en dirección opuesta, pero he de admitir que adoro el riesgo. ¿De verdad piensas dispararme?

—Es muy probable.

Él le sonrió.

—¿Por qué? ¿Sólo porque te fastidio? Una medida un tanto extrema. ¿Crees que voy a violarte?

XY percibió un leve respingo en XX, que estaba muy cerca de él, y agradeció que no hubiera apretado el gatillo, pues el arma seguía apuntando a su vientre. Notó también el enorme esfuerzo que le costó calmarse.

—No —respondió.

—¿Por qué no? He dejado bien claro que pretendo tenerte, aunque tú hayas optado por no creerme.

—Dijisteis que me queríais por la conversación, para entreteneros.

—¿Y te lo creíste? Criatura ingenua. Estás hablando con un libertino, un miembro del Ejército Celestial. No creo que se nos conozca por nuestra afición a la buena conversación.

Ella se quedó inmóvil.

—¿Entonces vais a violarme?

—Por Dios, no —respondió él con una suave carcajada, y XX pareció relajarse un poco—. Nunca tomo a la fuerza lo que puedo tomar con mi encanto.

XX dejó escapar una sincera carcajada llena de asombro, que habría herido el orgullo de alguien más sensible. A él le sirvió para que la deseara aún más.

—Como vayáis a confiar en vuestro encanto tendréis que esperar mucho, milord —dijo con aspereza.

—Puede —replicó él—. ¿Por qué no bajas el arma? Yo te la quitaría, y tú me lo permitirías, pero entonces tendríamos que pasar por el trámite de devolvértela de nuevo. Bájala, palomita. Sabes que no quieres dispararme.

—Os equivocáis. Nada me gustaría más que apretar el gatillo —dijo ella con tono inflexible.

Él soltó una carcajada.

—Admito que parte de ti querría hacerme un buen boquete, pero creo que el resto de ti preferiría tenerme de una pieza.

—No os quiero de ninguna manera.

Me atrae por lo poco que he visto Juntar dedos

Pero no sé cuál es No sé

Pongo otra pistita: Las iniciales de la autora son A.S :)

Pues no la conozco Pensar

Ni idea, pero estaré atenta para cuando lo solucionen Escribir

¿Anne Stuart? Pienso

madre mia , sino se acierta con iniciales, me preocupa sombra

Que mala Uni Jiji

Y sí, la autora es Anne Stuart, pero falta el libro Jiji

Creo que es Tras la máscara Pensar

Confirmen si es Yupy!!

también quiero jugar Excitación

Tauriel Pembroke escribió:: Creo que es Tras la máscara

Ese lo leí affraid

Capaz soy de ni reconocerlo :jajaja:

Pues sí, es Tras la máscara de Anne Stuart Excitación

Tu turno @Tauriel Pembroke Yupy!!

Voy

—Señor XY, ¿me harías el favor de casarte conmigo? La madre soltó un chillido.Hermana de XX se levantó de un brinco e intentó sacar a señora XX a rastras del salón, pero ella se zafó y se acercó a su padre.—Habéis dicho que debía ser un duque —replicó a sus hermanas—. O un marqués. Él es un duque. No tiene esposas. Esposa —se apresuró a corregir,empleando el singular. En Inglaterra los hombres sólo tenían una esposa, se recordó.—Pero no puedes ofrecerte al primer hombre que entre por la puerta —apostilló hermana de XX—Acabáis de decir que ni los duques ni los marqueses querrán acercarse a nosotras.— Me asusta pensar lo que van a decir de esto —comentó hermana de XX—Me habéis asegurado que no debía esperar encontrarme con ninguno —insistió señora XX—. Pero aquí hay uno. —Y no pensaba dejarlo escapar de ninguna de las maneras.

—¡Oooh! —exclamó su madre al tiempo que se desplomaba sobre los cojines.—¡Mira lo que le has hecho a mamá!—Esta niña no tiene remedio.—Evidentemente ahora el duque se lo contará a todos sus amigotes.

—¡Papá, haz algo! —gritó hermana de XX mientras se dejaba caer en su silla.Su padre se limitó a echar un vistazo por encima de un hombro, mirándola aella y después al hombre alto, rubio y guapísimo que seguía con el decantador y la copa en esas manos de largos dedos. La preciosa boca de señor XY estaba abierta por la sorpresa. Al igual que sus ojos.

Señora XX lo vio cerrar la boca y entornar los ojos. Había visto esos sorprendentes ojos verdes grandes como platos, por un vertiginoso instante, cuando la miró por primera vez. El impacto de esa mirada había estado a punto de tirarla de la silla. Porque en ese momento había vuelto a sentirse como aquella niña que giraba con la pala de críquet en la mano hasta aterrizar deculo en el barro.—No puedo esperar —repuso señora XX—. Señor XY, tu rango es el mayor de todos de los aquí presentes. Mándalas callar para que me dejen hablar.—No superaremos esto —afirmó hermana de XX—. Vaya historia para contarla a sus amigos de White's…

Señor XY se llenó la copa despacio.—Debo de haber oído bien, porque de otra forma tus hermanas no estarían chillando tanto.

Me has pedido que me case contigo, ¿no es así?La última vez que había notado que su corazón latía tan rápido fue cuando escapó del palacio del bajá y descubrió las puertas del barrio europeo cerradas a cal y canto; la idea de lo que podría sucederle si la atrapaban la aterrorizó. Sin embargo, también le había emocionado muchísimo la posibilidad de arriesgarlo todo con tal de conseguir la ansiada libertad.

Ahora se le presentaba la que parecía ser su única oportunidad para vivir la vida por la que se había jugado el todo por el todo. Sin embargo, pese a la importancia de su título, pese a la apostura de su rostro o pese a su magnífico físico, el señor XY no dejaba de ser un hombre, se recordó. Aunque disimulara, sabía que en su mente la estaba desnudando y que le gustaba lo que veía.Y percibía, porque disimulaba muy bien, la ligera tensión que se había adueñado de su pose. La postura alerta de un depredador que ya había elegido su presa. Cualquier esclava de un harén estaría arrancándose la ropa en ese mismo instante. Pero señora XX sabía que no podía tentarlo de esa forma. Al menos no en ese lugar. Ni en ese momento. Debía conquistarlo con la mente. Debía ser como un negocio. Así se relacionaban los hombres entre sí. O al menos debía parecerlo.

Se ajustó un poco el chal y cambió de postura, resaltando su atractivo de la forma más sutil posible para no resultar obvia, mientras recordaba la estrategia a seguir en circunstancias similares.

De forma lógica y sistemática, le resumió la valoración que tanto sus hermanos ausentes como sus hermanas habían hecho de la situación, así como sus motivos para querer alejarla de Londres.

—Dicen que la otra solución sería casarme con un hombre que posea un título importante —aclaró—. Para que los demás acaten su decisión. Dicen que un hombre con un título importante querría una jovencita inocente de dieciocho años. Yo no soy muy inocente que digamos, y tampoco tengo dieciocho años, pero soy virgen.

—¡Oooh! —exclamó su madre.

—El bajá me entregó a un hombre como segunda esposa —prosiguió señora XX con

decisión—. Ese hombre era su primogénito por parte de su primera esposa. Pero ese hombre

tenía un problema con su… con su… —Aunque señor XY tenía los párpados entornados, estaba segura de que la miraba fijamente—. En fin, me refiero a su instrumento del placer. El miembro que usan los hombres para conseguir placer y concebir niños. ¿Cómo se llama?

Sus hermanas empezaron a chillar.

Señora XX no les hizo caso.

—Nadie quiere indicarme cómo se dice en nuestro idioma —señaló—. Y yo no recuerdo la palabra, si acaso alguna vez la aprendí.

Señor XY emitió un sonido extraño, parecido a un carraspeo.

—«Miembro viril» es adecuado.

Ahí lo lleváis

Se que lo leí hace mucho tiempo, pero no paso de esa escena ^^º

Me apunto el anterior Escribir

Y este nuevo parece interesante también, a ver cuando sale :perfecto:

No me suena Juntar dedos

ni idea, pero claro con miss yo no coincido mucho con miss en gustos

¿No os suena a ninguna? Question

Si esta noche no hay ninguna que lo sepa, pondré otro fragmento, a ver si hay suerte Juntar dedos

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