Mía para siempre de Katryn Smith

Correcta

Me recuerda a "Un largo atardecer" de Sandra Brown, pero creo que  no es, dudo con eso del Transbordador y eso de mamá. 

cotetinha escribió:

Me recuerda a "Un largo atardecer" de Sandra Brown, pero creo que  no es, dudo con eso del Transbordador y eso de mamá. 

Pues, es este.
Te toca.

Vaya! pues tendré que re leerlo por que no me acuerdo de esta parte. 

Bueno  pues pongo trozo 










Y en ese mismo momento, para dejar sentado que ese no era su día, el inodoro se tambaleó hacia un lado, ella resbaló hacia el otro, el teléfono móvil salió volando y XX se estampó todo lo larga que era sobre la puerta del aseo, la cual por supuesto no aguantó el golpe, se salieron las bisagras y cayó al suelo. XX se desplomó sobre la puerta, sin medias, con la falda levantada por encima de las bragas, la camisa descolocada por la caída y el pelo totalmente extendido sobre el suelo mojado de... bueno, de lo que estuviera mojado el suelo. 

No tengo ni idea , pero esa escena me ha dolido de solo pensarla

Buf, pelo y el suelo mojado...
Sé que libro es, pero dejo a otra que lo adivine.

Chicas dejo otro cachito, pero me toca viaje y no vuelvo hasta el miércoles. No sé si tendré algún pc cerca.  Quien pueda confirmar respuesta que lo haga, para no detener el juego...

 
 
 
 
 
 

Será de Noelia Amarillo?? Falsas apariencias? Estoy casi segura que es ese...

Siii el mismo Mau.

Tu turno 

Ni idea

El guerrero (La guardia de los Highlanders 1) Monica McCarty - 2011  

Muy bien Sol!! te toca!

Uff...ya no me acuerdo de esa escena.

Voy a ceder mi turno. Perdon si les hice perder el tiempo.

Ok, alguna que pueda subir, yo fui la última que suba otra!

—No puedo esperar tanto, se nos hará de noche.

—No debería haber venido sola con un niño —espetó arpia.

—Yo cargaré la compra de la señora.

Una voz profunda provino de la espalda de Ella, que se dio la vuelta con un
sobresalto. Tuvo que levantar la cabeza para ver el rostro del hombre vestido de negro de los
pies a la cabeza. Su ropa, así como su sombrero de ala ancha, goteaban dejando un charco en
el suelo de madera. Lo único que se le veía era el rostro, porque hasta las manos estaban
enfundadas en cuero desgastado.

Ella registró todo en unos segundos y finalmente se fijó en los ojos del
desconocido; eran azules, tan claros que asustaban por su frialdad. Le recordó la nieve
azulada del invierno cuando se reflejaba el cielo en ella. Si no hubiese sido por las pupilas
negras y el filo que rodeaba el iris de un azul mucho más intenso, habría tenido ojos de ciego.
La nariz era recta con un ligero abultamiento en el centro. De ahí bajó a los labios firmes y
ligeramente carnosos. La barbilla prominente estaba partida por una cicatriz que se
prolongaba por la parte derecha de la mandíbula. En aquel rostro no había nada suave, todo eran planos y ángulos, y la barba de varios días no ayudaba a suavizar unos rasgos tan masculinos.
Instintivamente Ella dio un paso atrás sin apartar la mirada del desconocido. Su mano buscó la de su hijo, que se pegó a ella al momento.

—Gracias por su ayuda, pero no puedo aceptarla. No nos conocemos...

—Es una estupidez. Yo no tengo nada que hacer y usted ha de irse cuanto antes.

Aquella voz profunda la sobresaltó una vez más, parecía provenir del interior del ancho pecho cubierto de cuero reluciente por la lluvia.

—No puedo pagarle.

—¿Acaso le he pedido que me pague?

El desconocido parecía morder las palabras y su voz sonaba ronca, como si no hablara con frecuencia.

El diablo tiene los ojos azules de Lisa Kleypas

ten en cuanto que apenas leo nada de contemporanea

Vale, eres igual que yo entonces no se porque me ha salido ese título, debe ser porque he leido lo de los ojos azules y me he emocionado porque me sonaba que había un libro así

Pues ahora mismo ni idea, la verdad

Me acuerdo del libro pero no del nombre

tenia el texto casi hecho y se me apago de golpe el cacharro, ultimamente da problemas

otro cacho con mas pistas

El hombre se quejó suavemente. Con sumo cuidado, ELLA le apartó de la cara el pelo empapado y cogió una cantimplora para limpiarle la sangre acumulada en los párpados. El herido abrió los ojos lentamente. Cuando ELLA pudo ver esas pupilas tan pálidas como el hielo, sintió que el corazón le daba un vuelco.

—Cielo santo —musitó. Era el desconocido de la tienda; nadie más podía tener esos ojos claros y fríos—. ¿Qué le han hecho?

—Mi caballo —barbotó él con dificultad.

—Mi hijo lo está atando a la carreta. Los llevaremos con nosotros a nuestro rancho.

—Mis cosas...

—Las recogeremos todas, tranquilícese.

El hombre cerró los parpados sin añadir nada más. ELLA se preguntó si habría perdido el conocimiento, porque apenas si le oía respirar.

—Mamá, mira lo que he encontrado.

HIJO sostenía por las anillas los Colts de empuñadura de nácar con el índice de cada mano.

—Mételos en las alforjas y déjalo todo aquí.

Bajó de la carreta para ayudar a su hijo. La silla de montar estaba tirada en el camino, embarrada. Aunque pesaba mucho debido a que el cuero se había empapado, la izó hasta dejarla cerca del hombre, que no había vuelto a abrir los ojos.

—¿Le habrán asaltados unos ladrones?

—No lo sé, no se han llevado el caballo ni la silla de montar...

Buscó a su alrededor, inquieta. Cuanto antes se alejaran de allí, más seguros estarían todos. Se subió al pescante con el rifle colgado del hombro y se abrigó bajo la lona como pudo.

—Vámonos, HIJO. No quiero quedarme ni un minuto más aquí.

El herido no dio señales de recuperar el sentido durante todo el camino y el miedo espoleó a ELLA. No volvió a sentir los embates del sueño. Con el rifle pegado al cuerpo, echaba miradas al bulto cubierto con la lona, rezando para que el hombre aguantara. La luz del día se extinguía lentamente y las sombras del camino la inquietaban cada vez más. El único consuelo era que había dejado de llover, aunque el camino había quedado hecho un barrizal resbaladizo.

A su lado HIJO fruncía el ceño, tan concentrado como su madre en vigilar todo lo que los rodeaba. Él también era consciente de que quienes habían agredido al desconocido podían toparse con ellos. El pequeño estaba tenso y no abría la boca más que para preguntarle a su madre si estaba cansada.

—Estoy bien —le contestaba ella en un susurro, demasiado nerviosa para hablar con normalidad.

Cuando divisaron finalmente la casa en la ladera de la colina, los dos soltaron un suspiro de alivio. Las ventanas estaban iluminadas, lo cual significaba que los esperaban. ELLA agitó las riendas y por fin Sansón apuró el paso, también consciente de que por fin llegaba a su destino. Cuando pararon la carreta frente a la casa, la puerta se abrió y HOMBRE echó a andar hacia ellos cojeando.

Era un hombre mayor y hasta donde alcanzaba la memoria de ELLA, él había estado allí cuando el padre de ella había llevado las riendas del rancho con mano firme pero con generosidad para todo aquel que necesitara su ayuda..., menos con su hija.

Vamos chicas, que este libro lo puse yo hace poco. Muy poco.