Bajo las austeras faldas de su vestido, Beatrice Lockwood oculta una pistola. No puede ser de otro modo, pues Beatrice es una dama de compañía con una misión secreta —tan secreta como su pasado— y debe estar preparada para luchar a vida o muerte en cualquier momento.

Sin embargo, cuando se dispone a evitar un crimen en los jardines de una mansión en la que se está celebrando un baile, recibe la inesperada ayuda de un hombre de voz hipnóticamente serena. Tras entregarle su tarjeta, el extraño desaparece entre las sombras, dejándola perpleja.

Joshua Gage, que se encarga de investigaciones secretas para la Corona, también está intrigado. Tiene un interés especial en esa belleza pelirroja, sospechosa de robo y asesinato, y quizá también culpable de fraude por haber vendido sus servicios como médium…

Segundo libro de la serie «Damas de Lantern Street».

Estamos frente a una historia típica de Amanda Quick, con elementos que no son desconocidos para las seguidoras de esta autora. Tenemos un misterio que solucionar, una historia de amor que surge en el transcurso de esas indagaciones, poderes paranormales, personajes secundarios entrañables y la asociación entre un investigador experto y una marisabidilla independiente. De hecho, hay muchos detalles que recuerdan a varios libros suyos.

En efecto, es probable que tengamos la sensación de conocer la historia, como pues sus novelas suelen tener el mismo esquema o éste varía poco. Es por eso que la lectora a la que le gusta Amanda Quick sabe que tiene muchas posibilidades de que, en mayor o menor medida, le vaya a gustar cualquier libro suyo.

Beatrice es una mezcla entre dama de compañía y guardaespaldas para damas, su obligación es proteger con discreción. Pero también tiene ciertos poderes paranormales que ayudan en su misión, puede percibir el aura de huellas y objetos para captar su esencia. Es el tipo de heroína habitual de Amanda Quick: una mujer inteligente, independiente, que no necesita ni quiere la protección de nadie, especialmente la de ningún hombre. Pero no por ello carece de inocencia.

Joshua es un investigador al servicio de la Corona, retirado tras unos desastrosos sucesos un año atrás, que ahora se ve obligado a reaparecer. También tiene ciertos poderes pero no quiere reconocer que éstos existen, algo que propicia varias conversaciones divertidas con Beatrice por tener puntos de vista opuestos. Se muestra protector con ella porque se siente responsable del error que propició su retirada y no quiere que otro descuido ponga a su amada en peligro.

Los protagonistas se sienten atraídos desde el principio, como suele ocurrir en las historias con elementos paranormales, sienten una conexión invisible pero casi tangible que los une. Pero la investigación absorbe la historia de amor y acaba tomando un mayor protagonismo, y la verdad es que el misterio me ha atraído bastante, porque me intrigaba saber por qué esa investigación estaba relacionada con ambos protagonistas. Y tenía más ganas de conocer el motivo del villano que la identidad del mismo.

Me ha sorprendido un poco que el objetivo de esa persona tuviese una motivación un tanto macabra, pero eso me ha enganchado más a la trama y las antigüedades egipcias, siempre misteriosas, también han ayudado a ello. El toque paranormal de los poderes no me parece necesario, pero es un recurso que Amanda Quick suele utilizar.

Ha habido dos secundarios que me han parecido muy agradables: la hermana y el sobrino de Joshua. Incluso me han caído mejor que la propia Beatrice y creo que Nelson promete mucho como un posible protagonista, es una versión más joven y entusiasta de Joshua.

El final no ha supuesto una sorpresa porque ha ocurrido más o menos lo que me imaginaba, aunque sí esperaba un desenlace algo más complicado y menos escenas posteriores a la resolución del caso, porque creo que no era necesario alargar más la trama.

En definitiva, es una historia para admiradoras de Amanda Quick, a las que les sonarán algunas escenas o detalles porque recuerdan a otros libros suyos como «Hipnosis» o «Un pasado smbrío». Aunque sienta cierta sensación de repetición, es una historia que me ha entretenido.