Holly and Nick enjoy supper outside on her back deck on a summer evening...

“I have a surprise for you.” She scooted her chair away from the table, lifted her dress high up her thighs to reveal the garters, and then did The Leg Cross.

He gave a long, slow exhale, his brow furrowing when he saw that she wasn’t wearing panties. “Please tell me that’s dessert.”

“You’re still hungry?” She stood, picked up her wine glass, and walked slowly toward the door, leaving the plates and silverware for later.

A strong arm shot out, caught her around the waist and drew her back. “Where do you think you’re going?”

She lowered her voice. “Somewhere the neighbors and CIS guys won’t see us.”

He took the wine glass from her hand and set it on the table. “I am the neighbors. Fuck the CIS guys.”

He drew her into his lap so that they sat face to face, her legs straddling him, then drew down his zipper and freed his erect cock from his boxers. “I want you now.”

A shiver ran through her.

“But people—”

“People will be jealous.” He grinned. “Just try not to give us away.”

He reached down with one hand to tease her inner thighs with light brushes of his finger tips that made her skin tingle.

She felt herself grow wet, already wanting him inside her. She took his cock in hand and began to stroke him, felt his hips jerk, heard his breath catch.

But his gaze never wavered.

He caught her clit between his fingers, gave it a little tug, then explored her fully, the tip of one finger making delicious circles over the opening to her vagina before sliding inside her.

“See, that right there is what’s going to give us away, honey. Don’t let your head fall back all sexy like that. Keep your eyes open. Look at me. We’re just having a conversation here.”

And what a conversation.

His fingers caressed her deep inside, taking their time, asking her if she wanted more. Her body answered yes.

He withdrew his fingers and began to tease her clit with his thumb, asking it to join in the game. It swelled beneath his touch—another yes.

Oh, God, she was melting, coming to pieces in his lap, the gliding pressure of his thumb making the ache inside her worse.

He reached into his pocket with his free hand, drew out a condom and handed it to her. She opened it, rolled it over his erection, while his hands reached beneath her dress to grasp her buttocks. When the condom was in place, he shifted in his seat, took his cock in hand, and guided himself inside her.

She couldn’t help but moan, her eyes drifting shut.

He felt so good, as he thrust into her from below, stretching her, filling her, the slick friction already carrying her home.

“Keep it together, honey.”

She opened her eyes, smiled at him.

Two could so play at this game...

Holly y Nick disfrutan de una cena al aire libre en la terraza de atrás en una noche de verano...
 
—Tengo una sorpresa para ti.— Ella deslizó su silla alejándola de la mesa, levantó su vestido en lo alto de sus muslos para revelar las ligas, y luego cruzó la pierna.


Él exhaló larga y lentamente, frunciendo el ceño cuando vio que no llevaba bragas. —Por favor, dime que ese es el postre.


—¿Todavía tienes hambre?— Se puso de pie, tomó su copa de vino, y caminó lentamente hacia la puerta, dejando los platos y cubiertos para más adelante.


Un fuerte brazo salió disparado, la agarró por la cintura y la atrajo de vuelta. —¿Dónde crees que vas?
Ella bajó la voz. —A alguna parte donde los vecinos y los chicos de la CIS (Comunidad De Estados Independientes, antigua USSR) no nos vayan a ver.


Él tomó la copa de vino de su mano y la puso sobre la mesa. —Yo soy un vecino. Y a la mierda los chicos de la CIS—.


Él la atrajo a su regazo para que se sentaran cara a cara, las piernas de ella se establecieron a ambos lado de las suyas y luego tiró hacia abajo su cremallera y liberó su pene erecto de sus boxers. —Te quiero ahora.


Un escalofrío la recorrió.


—Pero la gente…


—La gente estará celosa.— Él sonrió. —Sólo trata de no alejarnos.


Metió una mano para burlarse de sus muslos internos con leves caricias con las puntas de sus dedos que le hicieron hormiguear su piel.


Sintió aumentar su humedad, ya lo que quiera en su interior. Ella tomó su polla en la mano y comenzó a acariciarlo, sintió que sus caderas se sacudieron, y lo escuchó jadear.


Pero su mirada nunca vaciló.


Él capturó su clítoris entre sus dedos, le dio un pequeño tirón, luego la exploró totalmente, la punta de un dedo haciendo deliciosos círculos sobre la apertura de su vagina antes de deslizarse dentro de ella.
—Ves, esto es lo correcto y hará que no nos alejemos, cariño. No dejes que tu cabeza caiga hacia atrás y te pierdas todo lo que sexy que esto es. Mantén tus ojos abiertos. Mírame. Estamos teniendo una conversación aquí—.


Y qué conversación.


Sus dedos acariciaron su profundo interior, tomándose su tiempo, preguntándole si quería más. Su cuerpo respondió que sí.


Él retiró sus dedos y comenzó a burlarse de su clítoris con el pulgar, preguntándole si disfrutaba del juego. Se hinchó bajo su toque—otro sí.


Oh, Dios, ella se estaba derritiendo, haciéndose pedazos en su regazo, la presión del deslizamiento de su dedo pulgar haciendo que el dolor dentro de ella fuera peor.


Él metió la mano en su bolsillo con su mano libre, sacó un condón y se lo entregó a ella. Lo abrió, lo hizo rodar sobre su erección, mientras sus manos se metían bajo su vestido para agarrar sus nalgas. Cuando el condón estuvo en su lugar, se movió en su asiento, tomó su polla en la mano, y se guió a sí mismo dentro de ella.


Ella no podía dejar de gemir, con los ojos cerrados a la deriva.


Él se sentía tan bien, mientras la penetraba desde abajo, estirándola, llenándola, la fricción resbaladiza llevándola a casa.


—Mantengámonos juntos, cariño.


Abrió los ojos, le sonrió.


Dos podían jugar así en este juego...