Este libro también me tocó en el sorteo veraniego de Harlequin, y ahora le he dado la oportunidad. En el fondo me ha gustado, pero no lo suficiente, es más bien un libro pasable, entretiene, pero poco más. Intenté no llevar ningún tipo de expectativa, porque en general el libro no tenía muy buena crítica.

En mi opinión, aunque me ha entretenido lo justo, mentiría si dijera que es un buen libro. Quizás sea culpa mía porque no soy fan de éste género, creo que englobaría éste libro más como Chick Lit que como Novela romántica contemporánea. En general lo que creo que ha fallado es la historia, los protas están bien definidos, Honey es una especie de Bridget Jones que sueña con su príncipe, pero mientras sus amigas le buscan citas desastrosas con pianistas, ella está suspirando por su nuevo vecino, un tipo oscuro, hosco, grosero y maleducado. La intención de la autora creo que era que empatizásemos con Hal y su situación, pero no sé, creo que algo ha fallado con él, quizás no me he creído su enamoramiento.

Por otro lado, la escritura, es bastante simple y escueta, y para mí lo que no ha funcionado es que fuera en cierto modo muy superficial, había temas que los pasaba de puntillas, de unas situaciones a otras, y me perdía un poco con el hilo narrativo. Quizás esto "fallo" sea algo más subjetivo que otra cosa, pero a mí personalmente no me ha gustado. Hubiera deseado más profundidad tanto en la narración, como en el sentimiento de los personajes.

Pero no todo ha sido malo, en el fondo es una historia simpática, y no todo es la vida de Honey, sus amigas y su nuevo vecino. Honey dirige una tienda benéfica en una residencia de ancianos, y estos son unos grandes personajes secundarios, me han encantado Mimi, Lucille y Billy. La residencia y el puesto de trabajo de Honey penden de un hilo, y en su mano está que la residencia siga en pie para que no echen a los ancianos y Honey no pierda su trabajo.