Ayer vi 2012, ya la había visto hace tiempo pero no recordaba casi nada. Me gusto, otra vez.

tormenta escribió:

Ayer vi 2012, ya la había visto hace tiempo pero no recordaba casi nada. Me gusto, otra vez.

es una pena que no hagan mas pelis dexese tipo, me encantan.
anoche vi paseando entre las tumbas de liam n. Vaya decepción.

No me digas! Pues esa la quería ver yo.

Banshee escribió:

Alba_Turunen escribió:

Ayer me vi Watchmen, superhéroes de la DC Comics. Algo bastante larga, pero no me dejó indiferente, al revés, me gustó mucho 

SALUDOS 

Yo no la pude acabar, se me hizo super pesada

Para verla hay que tener tiempo, ganas y paciencia 

SALUDOS 

Alba_Turunen escribió:

Banshee escribió:

Alba_Turunen escribió:

Ayer me vi Watchmen, superhéroes de la DC Comics. Algo bastante larga, pero no me dejó indiferente, al revés, me gustó mucho 

SALUDOS 

Yo no la pude acabar, se me hizo super pesada

Para verla hay que tener tiempo, ganas y paciencia 

SALUDOS 

Tenía ganas, tenía tiempo, pero la paciencia se me acabó

Este fin de semana he visto la de Exodus: Dioses y reyes, la segunda peli de temática bíblica que veo este año, después de la de Noé. Y aquí la comento un poco, que no sé qué pasa con este tipo de pelis, que me tiran de la lengua. 


Exodus: Dioses y reyes es una de esas superproducciones palomiteras que vienen a encantar, sobre todo, el sentido de la vista. Este es un título que entra por los ojos y se gana al espectador por la fotografía y los efectos especiales, en tanto que el guion hace aguas de vez en cuando y los personajes no llegan a estar bien construidos del todo. Como hiciera hace unos meses el director Darren Aronofsky con la figura bíblica de Noé en la superproducción cinematográfica que encabezaba Russell Crowe, aquí Ridley Scott dirige una cinta en la que se destruye otro gran icono de la Biblia para reconstruirlo de una manera inesperada con la que ofrece un toque de originalidad que puede gustar más o menos al espectador.

Ridley Scott nos muestra un Moisés encarnado por un aguerrido y desafiante Christian Bale. Es el Moisés más bélico que tenemos hasta la fecha. Aquí Ridley le quita el famoso cayado de las manos y se lo cambia por una espada. Le convierte en guerrero. Moisés ya no es únicamente un mensajero divino, es el soldado de Dios, su general. Su misión no es solo llevar su palabra, sino que ahora le vemos como nunca antes le habíamos visto, preparando la lucha contra los egipcios y gestando su propio ejército, el ejército de Dios.

Desde luego, es una renovación del personaje bastante brutal y que no va a dejar indiferente a nadie. Sin embargo, el Moisés que nos presenta el director, y que soporta prácticamente todo el peso de la producción, es también un Moisés demasiado impasible, que no llega a conmover al público. Y este es un fallo garrafal porque la cinta de Ridley Scott es de miras estrechas. Se centra tanto pero tanto en la figura de Moisés que apenas deja sitio para los demás. Y que no lleguemos a sentir completamente las emociones del personaje principal es un error tremendo. Christian Bale está correcto en su papel de libertador, pero no se come la pantalla. Es demasiado frío. Solo María Valverde, en su papel de Séfora, la esposa bíblica de Moisés, logra que atisbemos un poco el lado más tierno del guerrero. Aun así, este Moisés no conecta completamente con el público. No podemos empatizar con su personaje. No nos mete en la piel de un hombre que ha sido elegido por Dios para acabar con el yugo de los hebreos.

Pero el problema no está en la interpretación de Bale. Él está bien, correcto, y hay partes que las borda. Sin embargo, este no va a ser uno de los papeles por el que será recordado. El problema del personaje que encarna está en la escritura del guion que no le da oportunidad para romperse como debería. No deja que Moisés muestre su lado más humano ni que ceda a las emociones y le mantiene hierático en momentos que piden a gritos un desahogo para el personaje. El director comete un craso error cuando aleja la cámara de Bale en una escena donde Moisés

Spoiler:

Una lástima que Ridley no nos deje adentrarnos en el universo interior de su general. Es una oportunidad perdida que el espectador bien puede lamentar.

Esta falta de humanidad en Moisés provoca que tampoco sintamos su conexión con su verdadero pueblo. De hecho, es bastante curioso que, en una parte de la cinta, cuando la historia está bastante avanzada, se le reproche a Moisés que no se sienta como un hebreo. Y efectivamente, en ese punto, Moisés puede no sentirse hebreo, lo que hace que el espectador se cuestione entonces por qué diantres está montando la de Dios, yendo tras los que ha considerado como suyos toda su vida y abandonando a su familia en el desierto para salvar a un pueblo al que parece bastante —a veces, demasiado— indiferente.

Como digo, es un Moisés impasible y algo frío que no deja ver su mundo interior. El conflicto detona ante sus narices y él no se rompe en mil pedazos, como uno podría esperar. Es un Moisés al que le falta algo, no está completo, y eso el espectador lo siente. De hecho, es más fácil conectar con Ramsés, el antagonista de la historia, que con el héroe. El que está llamado a ser el faraón sí que muestra desde el principio sus miedos y debilidades. Joel Edgerton encarna con bastante acierto a un Ramsés que se tambalea bajo la presión de su cargo y nos deja ver una evolución en su personaje. Edgerton se presenta en pantalla en la piel de un hombre algo inseguro, que todavía no ha comprendido bien cuál es su lugar en la vida y avanza hasta convertirse en el faraón altivo y despiadado, aunque no majestuoso, que enfrenta los dictados del Dios de Moisés. A él se le siente más humano —y completo— que al propio Moisés y, en algunas escenas, hasta se gana la simpatía de los espectadores. Moisés, en cambio, es ese puzle al que le faltan piezas, piezas importantes, de esas que tienen una parte fundamental de la imagen global, y por eso el personaje —y la película— se resiente y pierde fuerza por aquí.

Aunque estos dos —Moisés y Ramsés— son los personajes que se llevan, con diferencia, los minutos de pantalla, relegando a los demás a meros secundarios anodinos y deslucidos, lo cierto es que hay otra figura que debe que destacarse en esta producción: el personaje de Dios, a través del cual, además, se realiza alguna que otra crítica —sutiles, eso sí— a la religión.

En esta visión renovada de la historia de Moisés, el director ha optado por reinventar también la figura divina. En los textos sagrados y otras adaptaciones, Dios se limita a ser un suave murmullo envuelto en un soplido, una voz sagrada y poco más. Aquí no. Aquí tiene sustancia. Dios no es esa zarza que arde ni un kamikaze, ese viento divino que sopla y acaricia a Moisés, encomendándole una misión trascendental. No. Aquí Dios tiene consistencia. Es el Dios más terrenal, en todos los sentidos. Dios se

Spoiler:

Este Dios es caprichoso, es egoísta, es irracional, es impaciente y es despiadado. Quiere fidelidad absoluta y, si no la tiene, se pilla un berrinche y te da la espalda sin pensárselo dos veces. No es bondadoso, no es caritativo, no es humilde. Responde con el ojo por ojo. En la película de Scott vemos algunas escenas que son joyitas filosóficas, como cuando Moisés

Spoiler:

Si esto no es una bofetada a la religión, no sé qué otra cosa puede ser.

Las interacciones entre estos dos personajes —Moisés y Dios— constituyen escenas interesantes, con dobles lecturas y una renovación en la relación entre ambos. Moisés no es

Spoiler:

Son intercambios breves entre estos dos personajes los que nos regala Ridley Scott, pero intercambios de gran interés que contienen una carga filosófica que puede pasar desapercibida, pero que está ahí para quien preste un poco de atención y no se deje distraer por las escenas grandiosas y bien ejecutadas con las que está hilvanada esta cinta.

No hay mucho más que decir sobre el resto del reparto. Como ya apunté antes, no se les da apenas oportunidad para meter baza en la historia. Este es otro error porque Ridley podía haber aprovechado otras figuras medianamente conocidas como las de Miriam y Aaron, los hermanos biológicos de Moisés, para que el espectador empatizara con el pueblo hebreo. Pero no lo hace, no aprovecha esta oportunidad y, de esta manera, el pueblo hebreo queda casi como una masa anónima que no conecta tampoco con nosotros. Las gentes de Dios se reducen a jugar el papel de la princesa encerrada en lo alto de la torre y custodiada por un fiero dragón. Es la princesa que necesita ser rescatada y ese es su papel. Punto y final. No hay más.

Esta película bien podría haberse titulado Moisés. Hubiera sido más fiel a su contenido pues lo que nos presenta Ridley Scott es casi un retrato de la famosa figura bíblica, un retrato incompleto, pero retrato al fin y al cabo. Y no incompleto por falta de escenas. El director ha cubierto buena parte de la vida de Moisés —la que interesa— contando la historia a través de sencillas elipsis, esto es, saltos espacio-temporales, hechos a veces con mayor o menor acierto, pero que no llegan a suponer un reto demasiado complicado para el espectador que debe rellenar esos agujeros por su cuenta. Y, sin embargo, a la historia de Ridley le falta algo. Me llama la atención que allá, por los noventa, a DreamWorks Animation SKG se le ocurrió hacer una película animada sobre Moisés titulada El príncipe de Egipto, que triunfa donde la de Ridley fracasa.

Con un metraje más discreto, DreamWorks consigue colarnos la historia bíblica regalándonos personajes bien construidos, escenas maravillosas, planos y movimientos de cámara geniales además de una banda sonora impresionante. Repito, la banda sonora es impresionante. En cambio, la producción de carne y hueso de este año tiene casi dos horas y media para narrar la misma historia y no consigue un impacto emocional como la animada de los noventa.





Eso sí, para ser justos, hay que decir que la cinta de Ridley Scott cuenta con secuencias de gran fuerza visual. Ese —casi— final mítico del mar Rojo es exquisito para la vista. Aunque debo decir que la misma escena hecha por DreamWorks no tiene mucho que envidiarle. Además, en Exodus: Dioses y reyes se pierde un elemento fundamental que hubiera llevado al cénit la conclusión de la cinta. Y es que cuando el director le cambió el cayado por la espada a Moisés, le quitó también la posibilidad de

Spoiler:

Lástima. Una verdadera lástima. La imagen hubiera sido fantástica, pero como no tenemos el bastoncito de los milagros, no queda otra más que conformarse con ver a una impresionante masa de extras

Spoiler:

Quizá esto pueda deberse a que esta producción prefiere el enfoque más realista —dentro de lo que es posible— del relato bíblico, en vez de narrarlo sustentándose en una base milagrosa, como viene siendo costumbre en este tipo de cintas. Por eso, en lugar de dejar que Moisés a

Spoiler:

Pero, como digo, parece que Ridley se decanta por un enfoque más realista. Ya lo había hecho escenas antes cuando trata de explicar de manera racional la primera plaga, esa en la que el agua se convierte mágicamente en sangre. El director nos dice aquí que

Spoiler:

A partir de ahí, se intenta seguir racionalizando los siguientes ataques divinos, aunque no se llega a negar la naturaleza celestial de los mismos. El Dios de Ridley no es el todopoderoso que nos han contado siempre, aunque no por esto deja de ser poderoso. Simplemente, es otra bofetada a la religión, de esas que el director mete aquí y allá, casi sin que nos demos cuenta.

A pesar de todo, Exodus: Dioses y reyes no es un título que busque la controversia por su contenido. No. Esta cinta es un relato bíblico con un enfoque épico, muy épico, que busca entretener durante unas dos horas casi y media, más o menos, y que lo consigue a pesar de que hace aguas por algunas partes del guion y de los personajes. Es un trabajo que no marcará ningún hito en la historia del cine, pero que funcionará bien en taquilla, y que cumplirá perfectamente con su misión de hacer pasar un buen rato al espectador.





************************************
Y sí, me he quedado a gusto.   Me encanta comentar este tipo de pelis. 

pues justamente hace poco vi los diez mandamientos la version de charlton heston y me parece una gran pelicula no he visto esta version pero con leerte creo que la version de charlton heston le da mil patadas y la de dibujos que no es de disney es de otra productora que no me acuerdo tambien es buenisima ni esta ni la nueva de noe me llaman mucho la verdad me gustan mas las versiones antiguas y clasicas

sagitariana escribió:

pues justamente hace poco vi los diez mandamientos la version de charlton heston y me parece una gran pelicula no he visto esta version pero con leerte creo que la version de charlton heston le da mil patadas

Sé que de pequeña vi varias pelis bíblicas, pero no recuerdo si cayó esta.   A ver si estas Navidades, aprovechando que estoy con el espíritu, me la veo. 

sagitariana escribió:

la de dibujos que no es de disney es de otra productora

Ufff... pues llevo pensando bastante tiempo que es de Disney!! Y no, no lo es.  Tienes razón. Es de Dreamworks SKG!!   Ahora lo corrijo.  Thanks!! 

Esa de animación está genial. También me la he visto otra vez, aprovechando que acababa de ver la de Ridley Scott. La banda sonora es alucinante. Llevo estos días escuchándola sin parar. 

Estoy hasta las noses de remakes... ¿es que se les acabo la imaginación?

Kira. D escribió:

Estoy hasta las noses de remakes... ¿es que se les  acabo la imaginación?

Pienso EXACTAMENTE igual.

Sasha escribió:

Este fin de semana he visto la de Exodus: Dioses y reyes, la segunda peli de temática bíblica que veo este año, después de la de Noé. Y aquí la comento un poco, que no sé qué pasa con este tipo de pelis, que me tiran de la lengua. 

Exodus: Dioses y reyes es una de esas superproducciones palomiteras que vienen a encantar, sobre todo, el sentido de la vista. Este es un título que entra por los ojos y se gana al espectador por la fotografía y los efectos especiales, en tanto que el guion hace aguas de vez en cuando y los personajes no llegan a estar bien construidos del todo. Como hiciera hace unos meses el director Darren Aronofsky con la figura bíblica de Noé en la superproducción cinematográfica que encabezaba Russell Crowe, aquí Ridley Scott dirige una cinta en la que se destruye otro gran icono de la Biblia para reconstruirlo de una manera inesperada con la que ofrece un toque de originalidad que puede gustar más o menos al espectador.

Ridley Scott nos muestra un Moisés encarnado por un aguerrido y desafiante Christian Bale. Es el Moisés más bélico que tenemos hasta la fecha. Aquí Ridley le quita el famoso cayado de las manos y se lo cambia por una espada. Le convierte en guerrero. Moisés ya no es únicamente un mensajero divino, es el soldado de Dios, su general. Su misión no es solo llevar su palabra, sino que ahora le vemos como nunca antes le habíamos visto, preparando la lucha contra los egipcios y gestando su propio ejército, el ejército de Dios.

Desde luego, es una renovación del personaje bastante brutal y que no va a dejar indiferente a nadie. Sin embargo, el Moisés que nos presenta el director, y que soporta prácticamente todo el peso de la producción, es también un Moisés demasiado impasible, que no llega a conmover al público. Y este es un fallo garrafal porque la cinta de Ridley Scott es de miras estrechas. Se centra tanto pero tanto en la figura de Moisés que apenas deja sitio para los demás. Y que no lleguemos a sentir completamente las emociones del personaje principal es un error tremendo. Christian Bale está correcto en su papel de libertador, pero no se come la pantalla. Es demasiado frío. Solo María Valverde, en su papel de Séfora, la esposa bíblica de Moisés, logra que atisbemos un poco el lado más tierno del guerrero. Aun así, este Moisés no conecta completamente con el público. No podemos empatizar con su personaje. No nos mete en la piel de un hombre que ha sido elegido por Dios para acabar con el yugo de los hebreos.

Pero el problema no está en la interpretación de Bale. Él está bien, correcto, y hay partes que las borda. Sin embargo, este no va a ser uno de los papeles por el que será recordado. El problema del personaje que encarna está en la escritura del guion que no le da oportunidad para romperse como debería. No deja que Moisés muestre su lado más humano ni que ceda a las emociones y le mantiene hierático en momentos que piden a gritos un desahogo para el personaje. El director comete un craso error cuando aleja la cámara de Bale en una escena donde Moisés

Spoiler:

Una lástima que Ridley no nos deje adentrarnos en el universo interior de su general. Es una oportunidad perdida que el espectador bien puede lamentar.

Esta falta de humanidad en Moisés provoca que tampoco sintamos su conexión con su verdadero pueblo. De hecho, es bastante curioso que, en una parte de la cinta, cuando la historia está bastante avanzada, se le reproche a Moisés que no se sienta como un hebreo. Y efectivamente, en ese punto, Moisés puede no sentirse hebreo, lo que hace que el espectador se cuestione entonces por qué diantres está montando la de Dios, yendo tras los que ha considerado como suyos toda su vida y abandonando a su familia en el desierto para salvar a un pueblo al que parece bastante —a veces, demasiado— indiferente.

Como digo, es un Moisés impasible y algo frío que no deja ver su mundo interior. El conflicto detona ante sus narices y él no se rompe en mil pedazos, como uno podría esperar. Es un Moisés al que le falta algo, no está completo, y eso el espectador lo siente. De hecho, es más fácil conectar con Ramsés, el antagonista de la historia, que con el héroe. El que está llamado a ser el faraón sí que muestra desde el principio sus miedos y debilidades. Joel Edgerton encarna con bastante acierto a un Ramsés que se tambalea bajo la presión de su cargo y nos deja ver una evolución en su personaje. Edgerton se presenta en pantalla en la piel de un hombre algo inseguro, que todavía no ha comprendido bien cuál es su lugar en la vida y avanza hasta convertirse en el faraón altivo y despiadado, aunque no majestuoso, que enfrenta los dictados del Dios de Moisés. A él se le siente más humano —y completo— que al propio Moisés y, en algunas escenas, hasta se gana la simpatía de los espectadores. Moisés, en cambio, es ese puzle al que le faltan piezas, piezas importantes, de esas que tienen una parte fundamental de la imagen global, y por eso el personaje —y la película— se resiente y pierde fuerza por aquí.

Aunque estos dos —Moisés y Ramsés— son los personajes que se llevan, con diferencia, los minutos de pantalla, relegando a los demás a meros secundarios anodinos y deslucidos, lo cierto es que hay otra figura que debe que destacarse en esta producción: el personaje de Dios, a través del cual, además, se realiza alguna que otra crítica —sutiles, eso sí— a la religión.

En esta visión renovada de la historia de Moisés, el director ha optado por reinventar también la figura divina. En los textos sagrados y otras adaptaciones, Dios se limita a ser un suave murmullo envuelto en un soplido, una voz sagrada y poco más. Aquí no. Aquí tiene sustancia. Dios no es esa zarza que arde ni un kamikaze, ese viento divino que sopla y acaricia a Moisés, encomendándole una misión trascendental. No. Aquí Dios tiene consistencia. Es el Dios más terrenal, en todos los sentidos. Dios se

Spoiler:

Este Dios es caprichoso, es egoísta, es irracional, es impaciente y es despiadado. Quiere fidelidad absoluta y, si no la tiene, se pilla un berrinche y te da la espalda sin pensárselo dos veces. No es bondadoso, no es caritativo, no es humilde. Responde con el ojo por ojo. En la película de Scott vemos algunas escenas que son joyitas filosóficas, como cuando Moisés

Spoiler:

Si esto no es una bofetada a la religión, no sé qué otra cosa puede ser.

Las interacciones entre estos dos personajes —Moisés y Dios— constituyen escenas interesantes, con dobles lecturas y una renovación en la relación entre ambos. Moisés no es

Spoiler:

Son intercambios breves entre estos dos personajes los que nos regala Ridley Scott, pero intercambios de gran interés que contienen una carga filosófica que puede pasar desapercibida, pero que está ahí para quien preste un poco de atención y no se deje distraer por las escenas grandiosas y bien ejecutadas con las que está hilvanada esta cinta.

No hay mucho más que decir sobre el resto del reparto. Como ya apunté antes, no se les da apenas oportunidad para meter baza en la historia. Este es otro error porque Ridley podía haber aprovechado otras figuras medianamente conocidas como las de Miriam y Aaron, los hermanos biológicos de Moisés, para que el espectador empatizara con el pueblo hebreo. Pero no lo hace, no aprovecha esta oportunidad y, de esta manera, el pueblo hebreo queda casi como una masa anónima que no conecta tampoco con nosotros. Las gentes de Dios se reducen a jugar el papel de la princesa encerrada en lo alto de la torre y custodiada por un fiero dragón. Es la princesa que necesita ser rescatada y ese es su papel. Punto y final. No hay más.

Esta película bien podría haberse titulado Moisés. Hubiera sido más fiel a su contenido pues lo que nos presenta Ridley Scott es casi un retrato de la famosa figura bíblica, un retrato incompleto, pero retrato al fin y al cabo. Y no incompleto por falta de escenas. El director ha cubierto buena parte de la vida de Moisés —la que interesa— contando la historia a través de sencillas elipsis, esto es, saltos espacio-temporales, hechos a veces con mayor o menor acierto, pero que no llegan a suponer un reto demasiado complicado para el espectador que debe rellenar esos agujeros por su cuenta. Y, sin embargo, a la historia de Ridley le falta algo. Me llama la atención que allá, por los noventa, a DreamWorks Animation SKG se le ocurrió hacer una película animada sobre Moisés titulada El príncipe de Egipto, que triunfa donde la de Ridley fracasa.

Con un metraje más discreto, DreamWorks consigue colarnos la historia bíblica regalándonos personajes bien construidos, escenas maravillosas, planos y movimientos de cámara geniales además de una banda sonora impresionante. Repito, la banda sonora es impresionante. En cambio, la producción de carne y hueso de este año tiene casi dos horas y media para narrar la misma historia y no consigue un impacto emocional como la animada de los noventa.

Eso sí, para ser justos, hay que decir que la cinta de Ridley Scott cuenta con secuencias de gran fuerza visual. Ese —casi— final mítico del mar Rojo es exquisito para la vista. Aunque debo decir que la misma escena hecha por DreamWorks no tiene mucho que envidiarle. Además, en Exodus: Dioses y reyes se pierde un elemento fundamental que hubiera llevado al cénit la conclusión de la cinta. Y es que cuando el director le cambió el cayado por la espada a Moisés, le quitó también la posibilidad de

Spoiler:

Lástima. Una verdadera lástima. La imagen hubiera sido fantástica, pero como no tenemos el bastoncito de los milagros, no queda otra más que conformarse con ver a una impresionante masa de extras

Spoiler:

Quizá esto pueda deberse a que esta producción prefiere el enfoque más realista —dentro de lo que es posible— del relato bíblico, en vez de narrarlo sustentándose en una base milagrosa, como viene siendo costumbre en este tipo de cintas. Por eso, en lugar de dejar que Moisés a

Spoiler:

Pero, como digo, parece que Ridley se decanta por un enfoque más realista. Ya lo había hecho escenas antes cuando trata de explicar de manera racional la primera plaga, esa en la que el agua se convierte mágicamente en sangre. El director nos dice aquí que

Spoiler:

A partir de ahí, se intenta seguir racionalizando los siguientes ataques divinos, aunque no se llega a negar la naturaleza celestial de los mismos. El Dios de Ridley no es el todopoderoso que nos han contado siempre, aunque no por esto deja de ser poderoso. Simplemente, es otra bofetada a la religión, de esas que el director mete aquí y allá, casi sin que nos demos cuenta.

A pesar de todo, Exodus: Dioses y reyes no es un título que busque la controversia por su contenido. No. Esta cinta es un relato bíblico con un enfoque épico, muy épico, que busca entretener durante unas dos horas casi y media, más o menos, y que lo consigue a pesar de que hace aguas por algunas partes del guion y de los personajes. Es un trabajo que no marcará ningún hito en la historia del cine, pero que funcionará bien en taquilla, y que cumplirá perfectamente con su misión de hacer pasar un buen rato al espectador.





************************************
Y sí, me he quedado a gusto.   Me encanta comentar este tipo de pelis. 

Muy buena crítica sobre la película 

Spoiler:

Un besote

Fui a ver Interestelar

Me gusto mucho, la pena es que el final lo encontré muy peliculero

Hay ciertos detalles qye no me acaban de encajar. Pero en su conjunto y teniendo en cuenta su duración,  la cinta me ha convencido. Un buen argumento- en el fondo un gran drama- con unas buenas actuaciones. Visualmente tiene fotogramas muy bonitos 

Un besote

Vi outlander ayer, la película...está pasable...

Ayer vi la adaptación al cine de la novela de Patrick Süskind, El Perfume: Historia de un asesino. Como siempre, la película nunca supera al libro, pero es una adaptación bastante buena, y al igual que cuando leí la novela, me hizo revivir la crudeza de la triste historia de Grenouille 

Spoiler:

Gosly escribió:

Ayer vi la adaptación al cine de la novela de Patrick Süskind, El Perfume: Historia de un asesino. Como siempre, la película nunca supera al libro, pero es una adaptación bastante buena, y al igual que cuando leí la novela, me hizo revivir la crudeza de la triste historia de Grenouille 

Spoiler:

A mi me gusto mucho aunque coincido contigo, Gosly, en que el libro es difícil de superar

Spoiler:

MissCherry escribió:

Gosly escribió:

Ayer vi la adaptación al cine de la novela de Patrick Süskind, El Perfume: Historia de un asesino. Como siempre, la película nunca supera al libro, pero es una adaptación bastante buena, y al igual que cuando leí la novela, me hizo revivir la crudeza de la triste historia de Grenouille 

Spoiler:

A mi me gusto mucho aunque coincido contigo, Gosly, en que el libro es difícil de superar

Spoiler:

Se perdió la resolución de toda la historia  

Spoiler:

"MissCherry"
 Qué bueno!!!

Spoiler:

Yo este finde me puse dos pelis de las viejitas "REgreso al Futuro" y Terminator 2: El Juicio Final" Y me lo pasé pipa!!!

Yo sigo con mi temporada de cine japonés y he visto Ruroni Kenshin: Kyoto inferno   estoy que me muero de la impaciencia por ver la ultima, por suerte saldrá en un mes   Cada vez adoro más al actor que hace de Kenshin

Ayer se quedó una amiga en casa y nos vimos Star Wars   , en concreto los episodios I y II. La amenaza fantasma, y El ataque de los clones   , que sólo se había visto las pelis viejas, así que tuvimos noche friki, y en cuanto podamos nos vemos el episodio III 

SALUDOS 

Yo ví la segunda del Volver al Futuro y Las últimas dos de X-Men (First Class y X-Men: Days of Future Past)

yo vi willow la verdad nunca me canso de verla sobretodo madmartigan   me encanta y sus puyas con sorsha lo que mas me gusta de la pelicula