Tras una complicada misión en Afganistán, Mark Jenkins, miembro del Equipo 16 de los SEAL, regresa a casa para realizar algunos ejercicios de entrenamiento. La instrucción, dirigida por los Troubleshooters, le permitirá iniciar su ataque personal hacia el corazón de Tracy Shapiro, la despampanante recepcionista de la agencia, a la que pretende conquistar y convertir en su esposa.

Sin embargo, otra mujer se cruzará en su camino: Lindsey, una exótica y misteriosa ex policía, lo arrastrará hacia una atracción de alto voltaje, aunque... por poco tiempo. Cuando los ejercicios de instrucción se convierten en realidad con la desaparición de una de sus candidatas a manos de un sanguinario asesino, Mark se lanzará en una carrera contrarreloj para no perder a la mujer que ama.

Décimo libro de la serie «Troubleshooters».

No deja de sorprenderme que las dos series más famosas de Suzanne Brockmann estén ambientadas en el mundo de los SEAL, al menos en su mayor parte. Pero lo que más me llama la atención es que, si bien ambas están compuestas por bastantes títulos, entre las dos hay una diferencia de extensión evidente. Sin embargo, las dos son series —una más light y otra más intensa— que me gustan y me entretienen.

Centrándome en la presente historia, tengo un buen recuerdo de la novela que la precede, «La hora de la verdad», que me gustó mucho. Y estamos ante un libro de más de seiscientas páginas en el que encontramos una historia de amor y algunos idilios más —unos consolidados y otros que no han terminado de florecer... ¿todavía?— , suspense, acción y sentido del humor. Todo eso concentrado en apenas unos días de desarrollo.

Y tenemos a una pareja protagonista de bajitos.

Lindsey, una ex policía de homicidios de Los Ángeles, es una mujer fuerte y preparada, mucho más de lo que sugiere su aspecto juvenil, siempre está de buen humor, pero también es alguien que huye de la intimidad por miedo a sentir demasiado. Su experiencia desde la infancia le recuerda que debe ser cauta ante los sentimientos. Es por eso que la inmediata atracción que siente por Mark Jenkins tan sólo le hace plantearse tener con él una relación de amigos con derechos, de pasar juntos unos días y seguir manteniendo su amistad. Claro, que esos planes son siempre complicados y peligrosos, hay muchas posibilidades de que la cosas no transcurran como las había imaginado.

Mark es un SEAL que, tras una complicada misión en la que se salva por muy poco, decide dar un paso más en su vida y se siente preparado para tener una familia propia. La mujer elegida es Tracy, su amor platónico del instituto y mejor amiga de su hermana. Sus planes también se complican cuando conoce a Lindsey, tan diferente a Tracy. Es un hombre sensible y tierno, a pesar de ser un hombre de acción. Al contrario que Lindsey, no huye de la intimidad emocional, y peca de ingenuo en ocasiones a causa de su lado romántico. En resumen, es un SEAL bastante achuchable.

A pesar de que Lindsey y Mark tardan más de doscientas páginas en besarse, de que no es una historia con muchas escenas de amor, no se me ha hecho larga la espera. Su relación está en constante evolución aunque se desarrolle en unos días, porque los dos van cambiando la forma de ver su relación.

A esta sensación de lectura amena han contribuido las otras incipientes historias de amor, tramas secundarias y la presencia de varios personajes.

Destaca en especial la relación de Sophia y Decker, que en ocasiones eclipsa a la de los propios protagonistas, una historia que es de todo menos sencilla. Y más de una vez he tenido ganas de sacudir a Decker.

También la extraña conexión que se establece entre Tracy e Izzy, a mí me ha parecido un poco extraña porque no les veo como pareja, pero también tienen su gracia.

A propósito de Tracy, es un personaje que no me gustaba al principio pero a la que he visto de otra manera en la recta final, al menos en parte. Aunque en esos capítulos adquiere demasiado protagonismo, hasta el punto de casi hacerme olvidar que la protagonista de la novela no es ella.

Otros personajes aportan su toque dramático o humorístico, tales como Dave, Tom, Alyssa, Tess o Jules, todos ellos conocidos de libros anteriores, alguno de ellos con historia propia incluso.

Y también he estado atenta a la historia del asesino es serie y su rehén, que se va contando en pequeños fragmentos a lo largo de toda la novela y tiene una importancia definitiva para todos al final.

Es una novela que, con toda su extensión, resulta amena y entretenida, con dosis de suspense y acción pero también con escenas cómicas, como ver a dos SEAL haciendo de canguro de un bebé o cuando Dave escucha por accidente una conversación demasiado personal.

Como en otras novelas de Suzanne Brockmann, he tenido que repasar argumentos para recordar apariciones de otros personajes, pues son muchos los secundarios que aparecen, pero es una autora cuyas historias suelen gustarme bastante. Como historia de amor me quedo con la que precede a ésta, pero ha sido una historia agradable, sencilla dentro de un trasfondo complejo, y enriquecida con sus tramas secundarias.