Rothewell y Xanthia se han trasladado lejos de su plantación en Barbados para casar a su bella y rebelde sobrina, Martinique, con un caballero inglés adecuado a su posición. Pero el caballero que Martinique ha escogido es cualquier cosa menos adecuado -y muy pronto Xanthia y su hermano tendrán que evitar por todos los medios un escándalo que podría arruinar la vida de Martinique para siempre-.

Se trata del segundo relato de la antología "Escuela de señoritas", compuesta por cuatro historias cuyas autoras son Sabrina Jeffries, Liz CarlyIe, Julia London y Renee Bernad. Es una antología inspirada en la serie "Escuela de señoritas" la propia Sabrina Jeffries. Las cuatro historias se desarrollan lejos de la escuela, pero se relacionan entre si a través de su directora, la señora Harris, que aparece nombrada varias veces e incluso está presente en alguna escena; también a través de la propia escuela, puesto que las protagonistas han sido alumnas en él.

El relato de Liz Carlyle une a un hombre descarriado y atormentado con una joven marcada por las acciones de sus padres y sus raíces, pero en el fondo los dos buscan lo mismo. Tienen la secreta esperanza de que alguien los quiera por ser ellos mismos, pese a sus defectos, y que les comprendan. Es el anhelo de amar y ser amados por lo que son. Es una historia en la que cada capítulo tiene un título, el que más me ha gustado es el llamado "La confusión", porque se intuye lo que iba a suceder y da una sensación de anticipación por cómo se dará la situación, y es el único momento en el que Justin se queda sin palabras y desconcertado. El hecho de que una mujer egocéntrica y egoísta le tienda una trampa a Justin por despecho y sin importarle que afecte a una mujer inocente, pero que su plan se le gire en contra saliéndole el tiro por la culata, es una pequeña satisfacción.

Martinique es una joven francesa ilegítima pero que fue adoptada por su padrastro, un buen hombre que las quiso a ella y a su madre. Vivió en Barbados hasta que su nuevo tutor, el hermano de su padrastro, la envió a estudiar a Inglaterra, a la escuela de la señora Harris. Es una joven poco convencional, con un carácter diferente al de cualquier debutante inglesa, es tremendamente franca y posee una combinación de inocencia y madurez que le da mucha sensualidad. En la escuela ha sido feliz, pero el problema es que ahora sus tíos creen que ha llegado el momento de que se case, y ella sólo quiere casarse por amor.

Justin acaba de regresar a casa tras pasar varios años en París, ha vuelto para asumir su nuevo título pese a que fue repudiado por su padre. Ha vivido con la carga de la culpabilidad y la vergüenza por el daño que le causó al haberse fugado con su madrastra, en sus delirios románticos de juventud llenos de idealismo creyó que la amaba y que ella era muy infeliz con su padre. No tardó en ver la verdad tal y como era pero el daño ya estaba hecho y era irreparable. Ha vivido los últimos años en París, experimentando todos los placeres posibles que le ofrecía la ciudad, y pagando por los errores que acabaron convirtiéndolo en un cínico.

Por casualidad, Martinique y Justin coinciden en la finca de unos conocidos comunes y nace una atracción inmediata entre los dos, pero Justin no busca relaciones duraderas y la familia de Martinique nunca le permitiría que se acercara a ella. Pero su insoportable amante de turno decide intervenir haciéndole una mala jugada -claro que las cosas no acaban como ella esperaba- y gracias a ese inesperado empujón el deseo se materializa en algo más, en la esperanza que anhelaban, en ganas de compartir y poder combatir juntos sus antiguos fantasmas personales.

Como anécdota, ésta es la única historia en la que aparece brevemente la señora Harris, aconsejando a Martinique. Pero los secundarios son bastante importantes, empezando por lord Rothewell y Xanthia, los tíos de la protagonista, que tienen muchos secretos que le ocultan a Martinique, ella sabe que Xanthia la aprecia pero no sabe que pensar sobre su tutor. Por otro lado, lord y lady Sharpe tienen una importancia indirecta porque son los dueños de la casa donde sucede todo. Por último, la cuñada de los Sharpe, la infame y caprichosa Christine, que prácticamente hace de celestina de la pareja cuando sus intenciones eran darle una lección a Justin, nada más lejos de lo que ocurre en realidad, pues gracias a su trampa los protagonistas consiguen lo que siempre habían querido.

Es una historia bonita y llena de casualidades, Martinique y Justin nunca se hubieran conocido en otras circunstancias, ahora tienen la oportunidad de vencer dragones y conseguir lo que siempre habían deseado. Martinique ha aprendido de su madre que la única razón para casarse es el amor; y Justin aprendió de la manera más dura lo que no es el amor, por eso sabe que esta vez no se equivoca en su elección con Martinique.

Es cierto que a menudo las antologías no llenan del todo porque las historias son cortas y dejan con ganas de más. Sin embargo, este libro tiene una combinación adecuada de variedad, humor y romanticismo, y es una lectura muy agradable. En conjunto lo he disfrutado mucho.