para mí es el mejor,el Pu**o amo!!

-¿Cómo te llamas?
-¿Acaso importa?
Miré de reojo a la derecha y me encontré con sus ojos. Eran de un marrón tan oscuro que podrían haber sido negros. Y volvía a haber en ellos ese frío toque de desafío, un desafío silencioso. Como mínimo , resultaba desconcertante. Los anteriores siempre estaban dispuestos a charlar.
-Sólo quería saberlo. Yo me llamo Cat.
Salí de la carretera y tomé un camino de tierra que conducía al lago.
-Así que Cat, como gata en inglés?Mmmmm... Desde donde yo estoy, más bien me pareces una gatita.
Volví de golpe la cabeza hacia él y le lancé una mirada rabiosa.
¡Vaya, esta vez sí que iba a disfrutar!
-Me llamo Cat- repetí con firmeza-. Cat Raven
-Lo que tú digas, gatita de peluche.
Entonces apreté el pedal del freno con brusquedad.
-¿Tienes algún problema, tio?
Él arqueó sus oscuras cejas.
-Ningún problema, cielo. ¿Ya hemos llegado? ¿Es aquí donde quieres echar un polvo?
Su forma de hablar directa volvió a provocar que un molesto rubor me cubriera las mejillas.
-Mmm, no. Un poco más adelante. Allí es más bonito.
Conduje un poco más hacia el interior del bosque.
Él soltó una risita ahogada.
-Yo diría que aquí ya está bien, cariño.
Detuve la camioneta en mi lugar favorito y eché un vistazo a aquel individuo. Estaba exactamente igual que al principio, inmóvil. De momento, yo no podía acceder a la sorpresa que ocultaba en mis pantalones. Carraspeé y señalé los árboles.
-¿Quieres que vayamos afuera a... echar un polvo?
Me resultaba extreño utilizar esa expresión, pero era mejor que "follar".
Una sonrisa rápida iluminó su cara antes de responder.
-Oh no! Podemos hacerlo aquí mísmo. Me encanta hacerlo en las camionetas.
-Bueno...
¡Mierda! ¿Y ahora, qué? Esto no podía funcionar.
-Aquí no hay mucho espacio.
Empecé a abrir la puerta de la camioneta dando por descontado mi triunfo, pero él no accedió.
-Aquí hay espacio de sobra, gatita. Yo me quedo.
-No me llames gatita.
Mi voz era más cortante de lo que exigía una situación de intimidad, pero yo estaba realmente enojada. Cuanto antes estuviera muerto del todo, mejor.
Él no me hizo el menor caso.
-Quítate la ropa, Veamos que es lo que tienes.
-Disculpa?
Esto era demasiado.
-No pensarás follar con toda la ropa puesta, no gatita?- se burló él. -Aunque, en realidad, lo único que tienes que quitarte son las bragas. vamos, no querrás pasar aquí toda la maldita noche!
¡Haría que se arrepintiera de todo esto! Esperaba que le doliera de verdad. Lo miré con una sonrisa de superioridad.
-Tú primero.
Él volvió a sonreir mostrando una dentadura normal.
-Así que eres tímida? Después de que me abordaras y, prácticamente, me suplicaras que follara contigo, no esperaba que fueras tímida. ¿Qué te parece si nos desnudamos los dos al mismo tiempo?
¡Hijo de puta! Ésta era la peor expresión que podía pensar en aquel momento y la repetí mentalmente mientras lo miraba con recelo y, al mismo tiempo, me desabrochaba los tejanos. Él se aflojó el cinturón con movimientos desenvueltos, se desabrochó el pantalón y se quitó la camisa revelando un vientre pálido, plano y son vello hasta la ingle.
Era la primera vez que dejaba que las cosas llegaran tan lejos. Me sentía tan violenta que los dedos me temblaban mientras me bajaba los tejanos y hurgaba, al mismo tiempo ,en el interior de la pernera.
-Mira lo que tengo para tí, cariño.
Bajé la mirada y , al ver su mano rodeando su miembro, aparté la vista con rapidéz. Casi había alcanzado la estaca, sólo necesitaba otro segundo...
Lo que me perdió fue el pudor. Cuando me volví para no ver si miembro, no me percaté de que él cerraba el puño. Con una rapidéz increible, me golpeó en la cabeza. Vislumbré una ráfaga de luz seguida de un dolor agudo y, a continuación, se produjo el silencio.

Eso de llevarla a bailar , pero me causó mucha risa que el nombre real fuera o anterior fuera Crispin, como que no le pega nada

Me gustó mucho la parte donde ella le dice que no quiere que le dé el veinte por ciento de las ganancias y él le contesta:"Y te preguntas por qué te amo. Cuando al fin y al cabo, me estás pagando por echarte un polvo, porque tan pronto como me detengo, te debo un veinte por ciento de cada contrato que tome. Caray, gatita, me has convertido de nuevo en una puta."